Erige tu propia aventura

Aquí está el final que has preferido para la historia

Nombre: Dr. Cisella
Ubicación: Villa Luzuriaga, Buenos Aires, Laos

martes

Me parece que inquieres lo imposible

FIN

Abres la puerta y entiendes que has estado equivocado toda tu vida. La potente luz te encandila por un momento pero pronto recuperas la visión. El querubín te está saludando. Estás paralizado, mientras alguien te empuja de atrás y entras al cuarto. El silencio abunda en la sala, es tan denso que puedes sentirlo sobre la piel. El querubín sigue danzando y fumando en pipa. El gobierno tenia razón... realmente había un querubín en el cuarto.

FIN

Escuchas al duende. Luego de un largo silencio, piensas que te está enviando mensajes subliminales (en realidad eran soliloquios): -“Mata a Watson y te dejaremos entrar. Necesitamos carne fresca para .…. si, mmm, comer”-
Paradójicamente, y sabiendo que Watson es tu amigo desde los 8 años, y te ha salvado la vida mas de 8 veces, decides matarlo para ofrecerlo en sacrificio. Sacas tu escopeta calibre 45 y le disparas.
En exactamente 8 segundos, los duendes saltan de alegría; primero te preguntan si el cadáver es para ellos, y luego, sabiendo que así es, te dan las gracias, como también un consejo sobre el verdadero camino para llegar a las minas de Moria.
Tomas el camino del duende de rojo y negro.
Al cabo de 8 días llegas a Moria. En cuanto descubres a los secuestradores, llamas a las autoridades y te haces millonario en el acto.
Luego de 8 años pierdes todo en las carreras de caballos.

FIN

Luego del discurso de ese duende, quedas muy atraído por la idea de que quieren matarte. Corres rápidamente sobre tus pasos, como si te quisieran asesinar. Watson cae en un pozo; tu dices “no hay tiempo, no hay tiempo”.
Después de correr por 10 minutos te escondes en una piedrota gigante, del tamaño de la Luna. Piensas que estás salvado, pero se escuchan pasos de duendes a 1 kilómetro al sur (de donde acabas de venir). A través de los siguientes 20 segundos, caes desmayado en el fresco césped recién cortado de las afueras de Moria.
Despiertas muy inconsciente: miras alrededor y te encuentras en una cama, a obscuras. Gritas muy fuerte pero nadie te oye (o nadie quiere oír, o se están riendo de tí). Te acabas de dar cuenta de que es el fin…….. ¿O no?............

FIN

Estás confundido: no sabes a cual duende elegir. En medio de esa confusión, solo atinas a dispararle en el ano al duende de rojo y negro. Watson aprueba el acto; “a las pruebas me remito”, dice luego.
A todo esto, el duende de blanco corre hacia ti, muy enérgico. Tu lo esperas para lo inevitable, pero mágicamente, una feliz sonrisa aparece de par en par en la frente del duende; al parecer, lo haz salvado de una maldición de hace años. En unos segundos, el duende se transforma en una supermodelo.
Esta mujer les dice que tomen el camino que antes guarecía, porque es mas seguro que el camino del otro duende.
Luego de dos semanas, tú y Watson mueren en un ataque masivo por lobos y leones salvajes.
Nunca hay que confiar en un duende que se trasforma en una supermodelo con miembro viril…

FIN

Luego de lo que te dijo ese duende, desconfías de él, sacas tu pistola y lo matas. En unos segundos, el duende de negro y rojo se percata del asunto: se pone tan furioso, que les da un disparo a cada uno (a ti y a Watson). Nunca hay que hacer enojar a un duende……

FIN

El duende vestido de negro y rojo, que parecía ser el Diablo, por el momento es muy tierno y amable con Watson y contigo.
Les abre la puerta pero, antes de dejarlos pasar, les dice un consejo muy sabio: -“Si a las minas de Moria quieren llegar, la cabeza deben usar. No crucen el río, porque enanos con hachas muy filosas los matarán”-.
Claramente, no hacen caso omiso al consejo; cruzan por las montañas donde, luego de unas semanas, encuentran las minas de Moria.
Una vez allá, descubren pruebas y llaman a las autoridades. El periódico del domingo publica:

“Extra: dementes casi mueren por rescatar un gato doméstico”

FIN

El duendecillo de blanco te felicita por la elección y de un zarpazo mata al otro duende. Luego de unos minutos de explicaciones que no entiendes sobre cómo sobrevivir, te abre la puerta y te deja pasar a ti y al Dr. Watson. En cuanto cierra la puerta, se escucha una risa muy grotesca; de todos modos, así son los duendecillos.
Después de caminar por días sobre los tejidos cavernosos de Moria, te das cuenta de que todo era una mentira: pronto morirán de hambre o sed, y serán devorados por algún animal que cuida las fronteras de la cuidad de Itaca ……

FIN